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La conciencia de la biodiversidad. Adriana González Durán
La conciencia de la biodiversidad. Adriana González Durán
Los ecosistemas y sus servicios son fundamentales para la supervivencia y el bienestar humano. Ellos se caracterizan por una gran biodiversidad, pero la historia y conciencia han cambiado mucho y han dejado de valorarlo. Empezando por el crecimiento sin cesar de las ciudades en todo el mundo, que según la FAO, para el 2030 estima que más de la mitad de la población viva en ciudades, siendo los alimentos uno de los servicios más demandados por el Ser humano. Aunque la mayor parte de los alimentos se siguen produciendo en zonas rurales y recorren grandes distancias hasta los mercados urbanos, la producción agrícola en las ciudades y en torno a ellas está aumentando, aunándose a esto, una disminución de la biodiversidad a través de la práctica agrícola cotidiana y el deterioro acelerado y creciente del medio.
Hace dos años, a raíz de la pandemia se acentuó la conciencia acerca del calentamiento global y de como hemos afectado al planeta Tierra. Fue un alto a nuestra ceguera de inconciencia y que por lo mismo, debíamos actuar aquí y ahora. Se reflexionó e investigó acerca de prácticas milenarias para el cultivo de los alimentos, haciendo conjunción entre la naturaleza y el ser humano como las prácticas silvopastoriles y agroforestales para solucionar este problema. Este contrato entre la madre naturaleza y el ser humano radicaba en sistemas que beneficiarían a ambos, como se hacía tiempo atrás con nuestros antecesores.
El campesino era quien ya había empezado a practicar la diversificación, volviendo popular el concepto de biodiversidad considerando tres niveles para cumplir su objetivo: el paisajístico, predial y genético, los cuales potencian los efectos positivos en la productividad debido a su creciente efecto de complementariedad entre las especies de plantas y animales, resultando así en un mejor aprovechamiento de la luz solar, el agua, los recursos del suelo y la regulación natural de las poblaciones de plagas.
Así, la biodiversidad tiene el papel de proporcionarnos un "seguro” o sirve como un "amortiguador” frente a fluctuaciones ambientales, debido a que la diversidad de cultivos, árboles y animales responden de manera diferente a las fluctuaciones, condicionando una comunidad más predecible o fomentando las propiedades del ecosistema. Todavía mejor los sistemas campesinos agroecológicos no son intensivos disminuyendo en un 50% o más, los gastos de producción, trabajo o insumos químicos, propiciando altos niveles de biodiversidad, intensificando la eficiencia de procesos biológicos clave para mantener la salud de suelos y cultivos, la resiliencia y la productividad.
Estos niveles predial (lugar) y genético (especies y biomas) junto con estos sistemas que promueve la agroecología, es donde podemos abordar e introducir a nuestro mundo urbano a la naturaleza, y recalcar como la importancia de la agricultura urbana reside en su capacidad de alimentar a sectores de la población con dificultades para obtener alimentos, especialmente frescos y que además incrementa la variedad de los productos y su valor nutritivo.
La problemática radica en que en su mayoría debemos hacerlo desde casa. De ahí la complejidad de hacer nuestros huertos en patios, balcones, cocheras o donde se pudiese, con variedad de frutales, hierbas y verduras. Pero a su vez, de la importancia de cómo, a pesar de nuestros pequeños espacios, también es posible desarrollar nuestros propios alimentos en macetas, huacales o pets e incluir a toda la familia ya que es de forma ecológica, participando niños, abuelitos y madres embarazadas, sin miedo a enfermarse, garantizando así la procedencia de nuestros alimentos y mejorando nuestro entorno con espacios verdes y saludables. Sin mencionar los grandes beneficios que nos traen los huertos, especialmente los de agricultura sostenible, porque además de aportarnos alimento, salud, recreación, conciencia, nos aporta un apoyo económico con sus excedentes.
En el contexto mundial actual, los medios rural y urbano han sido modificados tanto por procesos asociados a la propia producción agrícola como por el crecimiento de las ciudades y procesos de urbanización que asumen hoy características particulares, siendo el nivel paisajístico la otra pieza clave para embonar el respeto y conservación de la biodiversidad, manteniendo esta relación rural-urbana con áreas verdes, árboles, huertos y conjunto de propiedades más instaladas en una naturaleza abundante. Alentándonos a diseñar ciudades, colonias, oficinas en pro de la naturaleza por el bien de ella y el de nosotros, notando la trascendencia de tener a la naturaleza en nuestros espacios, de como esta caracteriza y da un toque especial a nuestras zonas.
Concluyendo que gracias a esta biodiversidad, nos alimentamos sanamente, nos curamos con la medicina de sus propiedades, respetamos, nos relajamos y mantenemos un ambiente y contrato de por vida con la madre naturaleza. Disfrutando nuestros parques y casas respetando un entorno natural y haciéndolo único y vivo y no triste y lleno de concreto y calor.
Y tú ¿Qué piensas y haces con respecto a la biodiversidad? Nos leemos en la próxima ocasión.
Adriana Gonzaéz Durán
adrisgd@gmail.com
La botica de Dría
Adriana González Durán es Ingeniera Agrónoma con Especialidad en Horticultura Tropical por el Instituto Tecnológico de Conkal con Maestría en Floricultura con especialidad en mejoramiento genético del Centro de Investigación y Asistencia Posgrado en Ciencias de en Tecnología y Diseño del Estado de la Floricultura con Jalisco A.C. (Unidad Sureste). Ha participado en diversos proyectos de investigación. Amante de la lectura y la naturaleza.