La fábula de la Abeja y la Mosca. Un final inesperado

La fábula de la Abeja y la Mosca. Un final inesperado

 

¿Alguna vez has reflexionado acerca de las moscas? Si. Esos insectos voladores que generan molestia y su único aporte a la humanidad es la propagación de bacterias que provocan enfermedades por su afición y obsesión a la basura, la suciedad y la mierda.


Tienen la increíble habilidad de encontrar en una cocina impecablemente limpia, un espacio a quien por descuido se la haya escapado limpiar. Son capaces de hallar suciedad en donde casi no la hay.


Su propósito en la naturaleza se reduce a ser alimento de otros insectos más grandes o  lagartijas, incluso uno que otro sapo.


La abeja por su parte, también es un insecto volador al igual que la mosca, solo que su propósito es ir de flor en flor esparciendo polen. Además de producir miel y cera. Es una especie fundamental en la naturaleza y en la vida humana.


Fábula de la Abeja y la Mosca


En un hermoso jardín, como el de muchas casas y en el que no podemos evitar un lugar apartado para el basurero; vivían una Abeja y una Mosca.


Desde muy temprano, la Abeja despertaba y daba gracias por un día más antes de salir al jardín a trabajar, pero no lo consideraba trabajo porque sabía que su labor, aunque muy pequeño, contribuía al crecimiento de su colmena. Además de que disfrutaba del colorido y los aromas de las flores.


Por su parte la mosca al despertar, miraba de reojo al basurero, solo para ver si no había llegado un nuevo cargamento de desperdicios para ir a husmear y con mucha suerte le tocara la basura del baño.


Un día. la Abeja y la Mosca en un momento de descanso se sentaron a conversar:


  • Hola estimada Mosca, ¿Te puedo preguntar cómo va tu día?

  • Ya lo hiciste, respondió la Mosca con desdén. No ves cómo disfruto hacer mi trabajo.


La Abeja con cierta curiosidad dijo: ¿Alguna vez te has cuestionado por qué haces lo que haces? No te gustaría acompañarme al jardín a trabajar. Quizá si haces algo distinto te pueda ir mejor de lo que consideras que ya te va.


La Mosca iluminó sus grandes ojos negros y le dijo a la Abeja - Agradezco tu preocupación por mi, pero sinceramente, lo voy a pensar. Te dejo, porque parece que llegó un nuevo cargamento al basurero y parece que viene del baño.


La Mosca se alejó velozmente dejando a la abeja con cara de sorpresa.


¿Cómo es posible que la Mosca no pueda cambiar o al menos probar otro tipo de trabajo? No lo entiendo - Pensó la Abeja regresando a seguir con su trabajo.



Pasaron los días y esta vez la Mosca buscó a la Abeja.


  • ¡Ey Abeja! Exclamó la mosca. Fíjate que si quiero probar con la oportunidad que me ofreciste el otro día.

  • ¡Excelente Mosca! Vamos, pues a trabajar.


La Abeja y la Mosca volaron juntas por el jardín. La Abeja, con entusiasmo le mostró a la Mosca los diferentes tipos de flores, el tiempo que tenía que pasar en cada flor, los días y épocas en los que las flores necesitaban ser visitadas.


La Mosca, cada vez más aburrida, finalmente preguntó: Abeja. ¿Y dónde está la miel?


La fábula tiene finales alternativos:


  1. La Abeja la lleva a la colmena para mostrarle dónde se almacena la miel. La mosca hace un plan para llevarse la miel a su basurero.

  2. La Abeja le aclara a la Mosca que la miel le pertenece a la colmena y para acceder a ella habrá que trabajar. La Mosca se va.

  3. La Mosca se enoja y regresa al basurero porque la Abeja ignoró su pregunta.


La moraleja es solo una:


"Si eres Abeja no debes invitar a una Mosca. La naturaleza es sabia."



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