Antes de hablar de internet, computadoras, celulares, aplicaciones y todo lo que entendemos hoy en día por tecnología, voy a describir brevemente la batalla de Ceriñola, ocurrida el 28 de abril de 1503.

Dirigiendo al ejército español estaba don Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como "el Gran Capitán”. Por los franceses, el noble Louis d’Armagnac (duque de Nemours y conde de Guisa).

Mientras que los franceses tenían un ejército más grande, con más cañones (26 piezas de artillería contra 13 de los españoles), los españoles llegaron primero al campo de batalla, se prepararon cavando trincheras y dispusieron afiladas estacas para la defensa.

Los franceses atacaron utilizando las tradicionales cargas de caballería, los españoles se defendieron disparando con arcabuces (rifles primitivos), protegidos por las trincheras. En un momento de la batalla, se incendió la pólvora de los españoles, por lo que no pudieron seguir usando sus cañones. El Gran Capitán, viendo que la moral decaía en su gente, lanzó la famosa frase: «¡Ánimo! ¡Estas son las luminarias de la victoria! ¡En un campo fortificado no necesitamos cañones!»

Ese día, se estima que los franceses tuvieron unas 4,000 bajas (incluyendo a su general) contra solamente 100 de los españoles, iniciando con ello la era de la infantería, que duraría unos 400 años. Todavía hoy en día los ejércitos cavan trincheras para proteger a sus soldados.

Si fueras un soldado de esa época, ¿de qué lado te gustaría estar? Evidentemente, del lado ganador; pero sobre todo, del lado donde hay menos muertos.

En los negocios también hay bajas. Los negocios que inician pero no prosperan son la gran mayoría. Los que tienen éxito son bastante menos, y los negocios que logran pasar de padres a hijos son poquísimos.

Los negocios que sobreviven -y ganan- son los que cavan "trincheras” y las trincheras modernas que usan las empresas no son agujeros en el suelo… las trincheras de hoy son la "tecnología”.

La tecnología es una forma de hacer las cosas, es la aplicación de los conocimientos científicos en la vida diaria. Leer y estudiar no es una actividad menor, y no se debe detener cuando salimos de la escuela, es un hábito que no debemos abandonar nunca, porque el mundo avanza sin descanso y debemos adaptarnos a él. Desgraciadamente, nos aferramos a la forma antigua de hacer las cosas, como le pasó a los franceses que llegaron a la batalla con su forma medieval de hacer la guerra.

Cuando renunciamos a la tecnología, nos estamos poniendo del lado del ejército perdedor. Cuando decimos frases como "no soy muy tecnológico” deberíamos preocuparnos porque nos estamos dando por vencidos antes de entrar a la batalla. Eso no quiere decir que debemos aprender cientos de tecnologías que van saliendo todos los días, hay que escoger y probar, comparar resultados y tomar decisiones.

Si lo nuevo es mejor que lo anterior, hacer el cambio; pero no cambiar por cambiar. Siempre observa lo que está sucediendo, descubre las tendencias, para estar al frente de un negocio no es indispensable haber ido a una Universidad (donde por cierto te dan conocimientos extraordinariamente valiosos pero con varios años de atraso).

En el mundo de los seguros donde me desarrollo, constantemente se están probando y aplicando nuevas tecnologías: para las ventas, la atención de los siniestros, prevención de riesgos, control de inversiones, nuevas tecnologías médicas, etc.

Tú eres el Gran Capitán ahora: ¿Cómo vas a enfrentar la batalla para ganarla?

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