Tragedia de proporciones mundiales, por donde lo quieran ver.

Tragedia de proporciones mundiales, por donde lo quieran ver.

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Quienes hayan tenido la oportunidad de viajar a la Ciudad de
México, sobre todo para quienes vivimos en el sureste, no me dejarán mentir, es
fascinante ver una capital a nivel mundial con un dinamismo impresionante:
autos transitando por el periférico y ejes viales, personas a pie cruzando puentes
peatonales, edificios altos.



Pero quizá algo que en lo personal me sorprende siempre es
el Sistema de Transporte Metro. La primera vez que lo utilicé me quedó una
sensación de caos. Para mí. Porque los miles y cientos de miles de personas que
todos los días lo usan es una bendición. Significa un montón.  Llegar al trabajo, llegar a la escuela,
llegar a casa. Es mucho más que un Sistema de Transporte.



Para un sureño puede que sea impresionante. Para un
capitalino que todos los días lo usa quizá forme parte del paisaje urbano.



Tragedia de grandes proporciones



Y pasó.



Se han inundado las redes sociales con una noticia que
corre como pólvora. Un accidente en la línea 12 del Metro de la Ciudad de
México. Al principio circularon videos, fotos, twits de noticias para entender
qué estaba pasando. La impresionante fotografía de una estructura colapsada y los
vagones partidos a la mitad.



Nuestra naturaleza humana para buscar culpables se vio reflejada
en las redes sociales.



¿Se acuerdan del juego de la papa caliente? El que se quede
con ella pierde. Esa es una lectura de los últimos días.



Creo que esta tragedia va más allá de quién fuera culpable o
no. Esta tragedia de proporciones mundiales fracturó algo más grande de "solo
24 muertos” y "pocos heridos”, "fue un accidente y se investigará hasta las
últimas consecuencias”.  Se perdieron
vidas inocentes, personas que viajaban a sus casas después de trabajar. Pero se
perdió algo todavía más importante en el colectivo de millones de personas
que usan todos los días este medio de transporte. Se perdió la confianza.



Hemos leído o visto noticias de ataques terroristas en
lugares lejanos. Esos ataques perpetrados por personas alimentadas por odios y
creencias son muy difíciles de evitar. Y sin embargo suceden y mueres
inocentes.



Pero un accidente como el del Metro de la Ciudad de México
que, sólo a juzgar de las imágenes que circularon y las historias leídas de
personas heridas y mutiladas, se asemejan a un ataque terrorista.  Pero esto es peor. Porque se pudo evitar. No
tuvo que haber pasado.



No pretendo juzgar. Las mismas autoridades deberán juzgarse
a ellas mismas. Para eso son las leyes. Y también le pueden poner la magnitud
que quieran.



Pero esta tragedia que fracturó el corazón de quienes viven
en CDMX, que son millones, quedará grabada para siempre.



Descansen en paz las víctimas de esta tragedia y consuelo a
sus familias.

David J. Azcorra Cámara
david.azcorra@gmail.com




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