Pagar salarios justos. Edgar Hernández Cancino Quintero

Pagar salarios justos. Edgar Hernández Cancino Quintero

 
Pagar salarios bajos para aumentar la rentabilidad del negocio, no es una acción que se identifique con una administración eficiente, productiva y socialmente responsable. 

Si la política directiva es pagar salarios bajos y diseñar estrategias jurídicas y fiscales para disminuir el monto a  pagar de las contribuciones indirectas sobre la nómina,  o bien,  para pagar lo menos posible de participación a los trabajadores de las utilidades (PTU), puede generar efectos adversos y negativos, tales como: alta rotación de empleados, afectación de la seguridad social a los empleados, costo para cubrir vacantes y contratar personal nuevo, personal a disgusto y no comprometido, costo mayor de capacitación y adiestramiento, riesgos fiscales y  entre otros más. 

Cuando esa es la política, no se puede considerar que la empresa es del todo exitosa, próspera y rentable. ¿Por qué? Porque se está menoscabando el recurso más importante de la empresa: el humano. 

En otras palabras, las ganancias obtenidas, provendrían del hecho de no haber pagado salarios justos, es decir, sueldos y compensaciones acordes a la función genérica y especifica del empleado y a las posibilidades financieras de la empresa, en relación al nivel de sus ingresos y ganancias. 

Una administración exitosa, infiere actuación en el marco de la responsabilidad laboral y social. 

Sé consciente que el trabajador labora para obtener una retribución económica, que necesita para solventar su costo de vida familiar y personal.  El empleado no es una máquina o equipo de trabajo, es un ente biológico con corazón, alma, sueños y necesidades económicas, tal como lo eres tú. Por ello, pagar salarios bajos no es una opción congruente con la teoría de que el factor humano es el principal elemento a incentivar, promover y cuidar en las empresas. 

Hipotéticamente, todo trabajador debe poder sustentar un nivel aceptable de vida digna familiar, con su salario. Si no es así, su nivel de compromiso y de disposición de trabajar con esfuerzo y dedicación puede verse afectado en el grado que la empresa requiere para lograr la rentabilidad esperada. Por eso, una buena idea, es seguir el ejemplo de aquellas empresas exitosas que tienen la política de compartir parte de sus ganancias con los trabajadores mediante esquemas de compensaciones salariales, con el objeto de crear una esfera de motivación, reconocimiento y lealtad en sus trabajadores. 

Aunque no se puede afirmar que la percepción de "un buen salario” es la mejor forma de lograr que el trabajador dé su mayor esfuerzo, compromiso, dedicación y lealtad, si es congruente concluir, que cuando el salario es justo en relación a la función y al nivel de responsabilidad del puesto, se asegura una mejor contribución del empleado en su desempeño laboral. Esto es debido a que el trabajador estará -hasta cierto punto-  poder mantener a su familia y una base para enfrentar la incertidumbre económica de la vida.

Por otro lado, aunque la tendencia actual es automatizar muchas funciones (robótica), esto no significa que será al grado de relegar completamente al recurso humano en cada uno de los procesos operativos y administrativos de las empresas.   

Por supuesto, que la automatización es el futuro, pero aún está distante y, sin duda, la ejecución, evaluación y supervisión de muchas actividades, sólo se podrán llevar a cabo con personal calificado para dichas labores. 

Pagar salarios bajos para obtener más utilidades, nunca será la mejor alternativa en la gestión empresarial. Mejor retribuye –de acuerdo a las posibilidades del negocio- con salarios justos a los trabajadores e implementa una estrategia de compensaciones, sin dejar de reconocer la valía y el esfuerzo laboral (retribución emotiva) de cada trabajador en particular. 

Pagar salarios justos, siempre será una excelente política que coadyuvará a promover la eficiencia, la permanencia y la lealtad del factor humano, por ende, éxito empresarial.

Edgar Hernández Cancino Quintero

Es contador público y auditor, egresado de la Universidad Veracruzana, con estudios de especialidad y maestría en administración fiscal. Realizó un Doctorado en Gobierno y Administración Pública.  Por más de 30 años ha ejercido contaduría pública como consultor de empresas, dictaminador fiscal y perito contable. Es socio director de XELCRON Empresa de Tecnología especializada en Sistemas Administrativos. Socio Director de Cancino, Hidalgo y Asociados, S.C.  Ha impartido conferencias, talleres y cursos en desarrollo humano y en las áreas de fiscal, ética y contabilidad en diversas universidades públicas y privadas en México y en el extranjero. En el 2011 publicó la obra Ponga en orden su vida y sea feliz: controle su entropía y en el 2013 el libro Decídete a ser feliz: una guía para lograrlo.


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