Sin duda la pandemia del COVID-19 marcará un antes y un después. Los efectos en lo económico están por venir, si no es que ya hay algunas bajas y nos referimos a las empresas y empleados.

Esta crisis está poniendo a prueba nuevos modelos de trabajo y demostrando que el home office por ejemplo si es posible.

Pero el regreso a la "nueva normalidad” traerá ajustes a las empresas y por ende a sus integrantes colaboradores y por supuesto a los colaterales. ¿A qué nos referimos?

Reducir los costos fijos buscando mantener la operación es un reto inmediato para las empresas, que se puede traducir en los siguientes puntos:

• Mantener posiciones de home office para algunos puestos que así lo ameriten.
• Utilizar esquemas de tiempo parcial (half time).
• Reducir al máximo el uso de la oficina y por consiguiente gastos.
• Reducir prestaciones de servicio de comedor, uniformes, café, combustible, etc.
• Acelerar la transformación digital.

Y es aquí donde se encuentre el mayor impacto en las decisiones de la empresa. Los colaboradores, que tradicionalmente pertenecían a la comunidad godín, entrarán a una nueva dinámica social al virtualizarse los puestos de trabajo.

Los cumpleaños, la hora del café, la hora de la comida, los horarios cortados, las charlas de pasillo, las juntas interminables, la capacitación no programada y el after office pasen a otra dimensión.

¿Suena posible? Porque este escenario será muy cercano a la "nueva normalidad”