"Los estados contemporáneos no consideran que su papel sea hacer felices a los ciudadanos; se ocupan más bien de garantizar su seguridad y su propiedad”. Luca y Francesco Cavalli-Sforza

Bután es un país ubicado en la cordillera del Himalaya, es del tamaño de Suiza y cuenta con aproximadamente 750,000 habitantes.

Es el único país del mundo donde la caza y la pesca están prohibidos, por ley el 70% de su territorio debe ser forestal, en 2015 entraron a la lista de récords Guinness por haber logrado sembrar 50,000 árboles en solamente una hora.

Reconocen que su PIB no es muy elevado, pero a cambio miden el  Índice de Felicidad Interior Bruta que resulta muy satisfactorio.

En comparación los Estados Unidos que tiene el PIB más alto del mundo, en los últimos años han visto reducir en un 40% el número de personas que declaran ser muy felices, además tiene varios "récords mundiales”; 27,000,000 de adictos, de ellos cerca de 80,000 personas mueren al año por sobredosis, agreguemos 66,000,000 de alcohólicos y, en cuanto a fármacos antidepresivos recetados, los consumen el 11% de su población esto es 36,000,000 de estadounidenses y en lo que va de este 2019 ya llegaron a 46.596 incidentes armados

¿Estará correcto que nuestra felicidad dependa del índice Dow Jones de Wall Street, o de la Bolsa Mexicana de Valores de México?, Los butaneses se sorprenden de que las personas sean infelices y en algunos casos se suiciden por haber perdido parte de su fortuna, se preguntan ¿morirme por el dinero? Y se responden,  los que lo hacen es porque  seguramente no han sabido vivir su vida.

No estaría mal que los sabios del  Banco Mundial, haciendo a un lado su soberbia voltearan los ojos y estudiaran las decisiones que Bután a tomado tras muchas y maduras reflexiones.

Recordemos el cuento del náufrago que al llegar a una playa extraña y sin llevar consigo ninguna posesión grita,  "llevo toda mi fortuna conmigo”, porque la felicidad está en uno mismo.