Eficiencia energética más reforestación en ese orden. Jorge García Valladares

Eficiencia energética más reforestación en ese orden. Jorge García Valladares

 
La idea de plantar un billón de árboles parece, a primera vista, una solución sencilla y poderosa para detener el cambio climático. Después de todo, los árboles absorben dióxido de carbono (CO₂), producen oxígeno y refrescan el ambiente. Sin embargo, aunque reforestar es una acción positiva y necesaria, confiar únicamente en los árboles como salvación del planeta es una ilusión peligrosa. El problema del calentamiento global es mucho más complejo, y plantar árboles no basta para resolverlo.

El cambio climático se origina por el exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera, resultado de la quema masiva de combustibles fósiles, la deforestación y la actividad industrial. Cada año, la humanidad libera alrededor de 35 mil millones de toneladas de CO₂, mientras que un árbol promedio solo puede absorber entre 10 y 20 kilogramos de CO₂ al año. Esto significa que incluso si se plantaran un billón de árboles, el impacto sería pequeño comparado con el volumen total de emisiones actuales. En otras palabras, no hay suficientes árboles ni espacio en el planeta para equilibrar, por sí solos, el carbono que emitimos.


Además, los árboles no capturan carbono de manera inmediata. Necesitan décadas para crecer y alcanzar su máxima capacidad de absorción. En ese tiempo, el cambio climático seguirá avanzando, derritiendo glaciares, elevando el nivel del mar y generando fenómenos meteorológicos extremos. Plantar árboles hoy es una inversión a largo plazo, pero no reduce las emisiones que actualmente están calentando el planeta.

Otro problema es la vulnerabilidad de los bosques. Los incendios forestales, cada vez más frecuentes e intensos debido al mismo cambio climático, pueden liberar de golpe todo el CO₂ almacenado por los árboles durante años. A esto se suman las plagas, las sequías y la deforestación para uso agrícola o urbano. De nada sirve plantar millones de árboles si no se garantiza su supervivencia ni la protección de los ecosistemas donde crecen. Reforestar a gran escala requiere enormes extensiones de tierra, y convertir zonas agrícolas, sabanas o pastizales en bosques podría afectar la producción de alimentos o destruir ecosistemas naturales que también cumplen funciones ecológicas vitales. No todos los espacios deberían llenarse de árboles; algunos hábitats son naturalmente abiertos y su biodiversidad depende de ello.

Por último, plantar árboles no puede ni debe sustituir la reducción de emisiones. La única forma real de estabilizar el clima es disminuir drásticamente el uso de combustibles fósiles, mejorar la eficiencia energética y fomentar el uso de energías renovables como la solar, eólica y geotérmica.

Los árboles representan una esperanza verde, pero su poder depende de nuestras decisiones colectivas. Cuando la reforestación se une a la eficiencia energética, las tecnologías limpias y la transición hacia energías renovables, se convierte en un símbolo real de cambio y en un paso firme hacia un futuro sostenible.

Jorge García Valladares
Es miembro senior y fundador del capítulo Yucatán de la IEEE. Fue presidente de FECIME y del Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas de Yucatán (CIMEY), presidente fundador de la Asociación Yucateca de Constructores Eléctricos (AYCE) y miembro de la XIX comisión ejecutiva de la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros UMAI.

Ha fungido como tercero especialista de ASEA en sistemas de seguridad comercial y como perito en ingeniería mecánica eléctrica del PJF. Es tesorero de ASME sección México, miembro del consejo consultivo de FECIME, Tecmilenio, casa segura (de alcance nacional) y de la Asociación EXATEC Yucatán.


COMENTARIOS

Anónimo
Muy buena reflexión ingeniero. Un abrazo

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