"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte”                                                                            Leonardo da Vinci 

La manera en que entendamos, conozcamos y confrontemos la muerte influirá de manera determinante en nuestra calidad de vida.

Algunos prefieren no pensar en la muerte y viven llenos de miedo engañándose con que no existe o pensando que nunca llegará. No se trata de vivir obsesionados con la muerte, pero hay quienes la contemplan y utilizando el temor que les da el dejar de existir, logran poder apreciar en su total plenitud cada segundo de su vida, conocer lo que merece la pena ser vivido y darle el valor que tiene el tiempo que les falta por vivir.

Con mucha frecuencia la muerte puede llegar de imprevisto, podemos estar disfrutando de un gran viaje,  sentados enfrente de un hermoso paisaje, o degustando una  exquisita comida y sin saberlo estamos viviendo los últimos momentos de nuestra vida, dejaremos a nuestros seres amados, las conversaciones, proyectos a medio hacer, ¿hay algo que lamentar?

Quienes hasta el momento de morir hayan sacado lo mejor del enorme potencial que nos ofrece la vida ¿por qué se lamentarían?

Quienes hayan aprovechado cada momento de su vida para conocerse y convertirse en un mejor ser humano y además hayan contribuido generosamente a la felicidad de los demás, lograrán en verdad morir felices y en paz.

"Alguien me hablo todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! era la muerte”.                                                                                Jaime Sabines