El aguinaldo tiene dos aristas o perspectivas. Desde quien lo recibe y desde quien lo paga.

Su origen como otras tradiciones que se han hecho ley viene del antiguo imperio romano. Durante la festividades de fin de año se acostumbraba a dar a los esclavos una compensación que consistía en regalos en especie o dinero. Y se justificaba con la creencia que ese gesto traería buena suerte para al año nuevo.

Esta tradición evolucionó a lo largo de muchos años hasta llegar a nuestros días.

En México, la Ley Federal del Trabajo en su artículo 87 establece que el aguinaldo mínimo será el equivalente de 15 días de salario y deberá pagarse a más tardar el 20 de diciembre de cada año.

Esta obligación del patrón surgió como prestación en 1970 y no ha sufrido cambios significativos desde entonces.

Para aligerar la carga fiscal, el aguinaldo queda exento de impuestos en personas que reciben un salario menor equivalente a 30 días del salario mínimo. (Art. 93 de la Ley del Impuesto sobre la Renta).

Así que si eres de los disfruta de excedentes una parte va para el SAT.

Por otra parte las empresas para cumplir con esta obligación deben considerar en su presupuesto anual el pago del aguinaldo. La disciplina administrativa y una política financiera fuerte te permitirán como Director General cumplir en tiempo y forma con el pago del aguinaldo.

Además del aguinaldo algunas empresas destinan recursos para la posada navideña o reunión anual de sus áreas operativas y ejecutivas. También están la entrega de pavos, canastas navideñas e incluso sorteos de televisores, refrigeradores que obtienen de sus proveedores.  Tradiciones que aunque no están plasmada en la Constitución forman parte de actividades que algunas empresas otorgan a su Tribu Godín.