Hace muchos años leí un artículo que más o menos decía así:

Era un cine con mil butacas que solamente tenía dos puertas, comenzó un incendio que fue rápido y voraz, solamente unas cien personas podrían salir, quienes se encontraban lejos de las puertas supieron que jamás lo lograrían , pero todos los demás lo intentaron convirtiendo el cine en un campo de batalla para ganar la salida, muchos murieron aplastados o asfixiados, algunos aplastaron y mataron durante la pelea para salir, al conteo de los fallecidos fueron más los niños, mujeres, embarazadas, ancianos y los más débiles.

Los lideres empresariales dicen que hay que lograr un mejor reparto de la riqueza, pero acotan; quien trabaje y sea productivo tenga derecho a tener más.

Si quienes así piensan tuvieran un familiar paralítico, siendo congruentes con sus principios no debieran de darle nada ya que no produce, pero seguramente cuidarían de él, le darían de comer, vestir, atención médica y tendría mucho más que quienes trabajen hasta doce horas diarias.

No son fríamente lógicos con sus principios  porque tienen amor a nivel familiar, y el amor rompe todas las lógicas. La suerte y el don de este paralítico es tener un familiar que trabaja por el, que tiene la salud que él no tiene, que le proporcionará todo lo que pueda necesitar aunque no trabaje.

Cuantas veces habremos escuchado que los pobres están así porque son flojos y no tienen ambición y ponen de ejemplo a Benito Juárez, al obrero que ya es técnico.

En nuestro país hay carencia de millones de empleos, y los qué hay son con sueldos muy bajos, no hay crecimiento hace décadas, no hay cupo en las Universidades, pocos lograrán estudiar y pocos encontrarán empleo.

México es el cine que solo tiene dos puertas para salir, y estas pocas oportunidades producen una lucha y aplastamiento humano, somos una sociedad con pocas puertas de salida para millones que necesitan salir, y que morirán en el intento.

Traslademos ese amor que fácilmente entendemos a nivel familiar pero que nos cuesta mucho aplicarla en nuestro entorno social y en las empresas. ¿Utópico? Tal vez. Pero como nos cuenta la historia del cine en llamas, en vez de gritarle a las personas que luchen por salir, sabiendo que muy pocos lo lograrán, debemos construir un cine con mil puertas para que salgamos los mil sin matarnos.

Nos toca desbaratar la absurda y fría lógica del dinero y la eficiencia para enderezar caminos que permitan transformar la suerte de millones de pobres, de tontos, de enfermos, de débiles, de desposeídos y buscar una sociedad en equilibrio, de paz y amor.

Mario Montalvo Ortega es Asesor Patrimonial Independiente. CEO de Grupo Montalvo firma especializada en armonía financiera, familiar y empresarial con más de 60 años de operaciones en el Sureste de México. También es Presidente de Fundación Montalvo que presta ayuda psicológica a niños de escasos recursos, de edad preescolar hasta primaria, que viven en Yucatán.