Es casi seguro que haya llegado a tus oídos la experiencia de algún amigo en un Rodizio Brasileño.

Como todo en la vida. Cada quien habla como le va en la feria. Finalmente todos hablamos desde nuestra muy personal perspectiva.

Queremos darte información para que cuando decidas ir a un Rodizio, además de la recomendación de tu mejor amigo tengas una referencia de LIDER EJECUTIVO MX.

Es un tipo de servicio de comida muy característico de Brasil y Portugal en el que los comensales pueden disfrutar de cortes de carne de res, cerdo, pollo, ternera asadas al carbón acompañadas de variadas guarniciones por un precio fijo.

Una combinación entre el conocido buffet de autoservicio y la carne a las brasas con una peculiaridad: las carnes se sirven clavadas en espadas y los meseros van rotando (rodizio en portugués significa rotar), de mesa en mesa donde los comensales pueden elegir el corte de su preferencia. Es importe decir que la carne está recién salida de las brasas por lo que la experiencia es maravillosa para sus fieles amantes.

Por las propias características del proceso de asado, durante las pausas está disponible al centro del restaurante una barra de ensaladas o alternativas para que, ya sea que puedas balancear tu comida o bien elegir entre la variedad de alternativas a la carne.

Como en el buffet tradicional aplica la máxima de "todo lo que puedas comer”.

La recomendación es abrirte a las posibilidades para vivir una experiencia plena y probar los distintos sabores, aromas y texturas de la comida en modo relajado porque, no es deseable saciar el apetito sin haber probado tantos cortes como fuera posible (otra característica del Rodizio es que después de presentar los cortes principales, el mesero se acerca a preguntar si los comensales desean repetir algún o algunos cortes).

Por eso, puedes iniciar con alguna bebida que sirva de preámbulo, ya sea una copa de vino, cerveza artesanal o coctel de la barra. Por cierto, las bebidas no están incluidas normalmente en el Rodizio.

Complementan esta experiencia opciones de postres que algunos de ellos esos sí están incluidos.

Consideramos que lo más importante es vivir la experiencia. Pero te dejamos los 4 pilares que la deben sostener:

Comida. El secreto menos guardado y por todos conocido. La calidad de los ingredientes, la preparación y la sazón forman parte vital de la experiencia. También forman parte no sólo el sabor, también el aroma y la presentación.

Lugar. Las instalaciones saltan a la vista, lo que se ve sí se juzga en este caso. La belleza está en los destalles. Desde la ubicación en la ciudad, la entrada, los pisos, las mesas, mantelería, cubiertos, vajilla, aire acondicionado, iluminación, sonido, barra. En su conjunto el lugar por si mismo debe ser confortable, te debe hacer sentir bien y de buenas. Alegrar tu día.

Servicio. El trato del personal inicia desde el valet parking, la recepción, la conducción hasta el salón o tu mesa, la escucha activa por parte del mesero, su presentación, el tono de voz, su capacidad de anticiparse. El mejor servicio es el que no se tiene que pedir.

Ambiente. Aunque es un concepto difícil de describir, el ambiente recae directamente en el ánimo de las personas. Si están felices, si están relajadas, si están divertidas, si son festivas. Y esto constituye un elemento clave para algunos o insignificante para otros. Puede resultar ambiguo, pero sin duda es un elemento que influye en la recomendación incluso más allá de la comida o el lugar.

Precio. No menos importante. Pero 100 % relativo. Y nos referimos a su relación directa con la calidad. Cuando comparamos la oferta gastronómica de un restaurante hay una prueba para saber si lo que pagamos valió la pena. Y es que después de haber vivido la experiencia, tu nivel de satisfacción alojada en tu subconsciente te dice: ¡Ha valido la pena cada peso que pagué aquí!

Así que cuando tengas la oportunidad de probar, prueba y disfruta uno de los mayores placeres de la vida.

¡Buen Provecho!