¿Qué sucede cuando no se cumple lo que esperamos?

¿Qué sucede cuando llevamos todo el día esperando algo que no se materializa?

¿Qué ocurre cuando nos imaginamos algo de una forma y la realidad es otra cosa?

La distancia entre la expectativa y la realidad es el tamaño de la frustración. Indudablemente nos cuesta asumir que si algo nos frustra no es debido a los acontecimientos mismos, sino a la expectativa que le hemos puesto.

¿Cómo se explica esta dualidad?

Las expectativas no son ni más ni menos que las suposiciones que creamos acerca de lo que creemos que tendrá que ser. Basado en lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.

La realidad no es más que una idea construida por quien la observa. Por lo tanto está cargada de subjetividad. Todo lo que nos rodea pasa por un filtro personal que se denomina sistema de creencias. Que se nutren primero de nuestros padres, el entorno y nuestros aprendizajes.

Cuando se enfrentan la expectativa y la realidad surge la frustración como mencionamos al inicio.

¿Qué es la frustración?

La frustración es una respuesta emocional que sale cuando no tenemos expectativas realistas y varía en cada persona.

Aprender a manejar la frustración consiste en acortar la brecha entre expectativa y realidad.

En mi experiencia cuando me enfrento a cualquier situación intento recrear distintos escenarios posibles por más absurdos que parezcan y me programo para que mi reacción ante un incremento abrupto entre expectativa y realidad esté dentro de mis límites de manejo de mis emociones.

A veces lo logro, a veces no.

¿Y tú? ¿Cómo manejas la frustración?