Es muy importante reflexionar sobre cuál es la esencia de la estrategia. Una visión poderosa no es solo una frase bonita; debe ser una declaración que inspire y movilice a todos en tu equipo. No se trata solo de soñar en grande, sino de crear una visión que resuene profundamente, que despierte el sentido de propósito en el día a a día de la organización. Michael Porter nos cambió la perspectiva hace más de 50 años, enseñándonos que lo esencial no es tener una misión o un propósito genérico, sino una estrategia clara y diferenciadora.

Porter argumenta que no basta con hablar de ser el mejor o atender al cliente; es crucial definir lo que hace a tu organización única, relevante y verdaderamente competitiva. Una estrategia efectiva implica elegir conscientemente qué hacer y qué no hacer. Esta decisión se centra en una propuesta de valor clara y contundente que responde a la pregunta esencial: ¿Por qué deberían elegirnos los clientes? Si no se tienen claros esos diferenciadores, es momento de replantear el enfoque.

El mundo empresarial está saturado de visiones genéricas. Lo que realmente se necesita es una declaración breve y poderosa que capture la esencia de la organización y que inspire acción. Si la declaración solo describe lo que se hace, se está perdiendo la oportunidad de destacar y liderar con propósito y claridad. Este enfoque permitirá no solo sobrevivir en el mercado, sino liderarlo.

A pesar de las décadas transcurridas desde que Porter introdujo estas ideas, muchas empresas siguen atrapadas en visiones que no diferencian. Este es un llamado a revisar y, si es necesario, rediseñar la estrategia para asegurar que sea relevantes y diferenciadora en el mercado actual.