¿Quién dijo que ser líder es una tarea fácil? Para nada es así. En las empresas solemos toparnos con aquellas personas que fijan una dirección para lograr los propósitos empresariales, los famosos líderes. Si bien, ellos tienen la responsabilidad sobre hombros de coordinar a todo un equipo de trabajo para obtener resultados, muchas veces se topan con pared al comenzar a realizar malas prácticas que tal vez sin darse cuenta, acaban con su buen desempeño. 

Para que no te suceda esto, a continuación te las presentamos:

No reconocer cuando se logran buenos resultados llega a ser decepcionante para un equipo que puso todo de sí para lograrlo. Hacerlo los mantiene motivados y con ganas de continuar con más, hazlo y no los desalientes.

Siempre va a ver quién se involucre de más en el trabajo, sin embargo una regla básica es no demostrar más apego hacia alguien o como comúnmente dicen "tener un favorito”. Todos deben ser tratados por igual.

En ocasiones pasa que tenemos demasiado trabajo que dejamos pasar la oportunidad de involucrarnos con nuestro equipo de trabajo. Si bien puedes confiar al 100% en ellos, esto no significa dejar de estar al pendiente de todo lo que ocurre.

Cuando las cosas van mal muchas veces se ve reflejado en nuestra actitud. No transmitas a tu equipo esa mentalidad negativa que en ocasiones te invade, mantente sereno y aprende a separar unos asuntos de otros y a ser tolerante con los demás. 

Querer siempre controlar todo y lograr la perfección es una tarea que muchos líderes persiguen, sin embargo llegarse a obsesionar con esto llega a ser malo. Presiones constantes, regaños y un ambiente tenso llega a estresar al equipo. Se flexible y otorga libertad a tus colaboradores.

Evita destruir tu liderazgo evadiendo o dejando a un lado las anteriores prácticas que lo único que te dejarán será resentimiento hacia ti, fracaso en tu trabajo y mala reputación entre todo un equipo que comenzó con el pie derecho pero que con el paso del tiempo llegó a la decadencia.