Una vez retirado, ¿De qué puedo vivir?

Una vez retirado, ¿De qué puedo vivir?

 
Para alguien que no ha tenido que depender económicamente de nadie y se ha ganado a pulso y con riesgo su situación actual, las dudas sobre la suficiencia de sus recursos económicos cuando se retire son más que razonables. 

Ya va siendo hora de que piense en él y en su pareja, que planifique qué calidad de vida pretende una vez retirado. 

Eso también forma parte de su plan de sucesión. Opciones para escoger hay muchas y variadas, sin que por ello tenga que poner en jaque a la empresa.

El empresario familiar que ha alcanzado un nivel de vida determinado gracias al éxito de su proyecto empresarial puede aducir como argumento de resistencia ante su retirada, si no la pérdida de calidad de vida, el riesgo de tener que depender económicamente del funcionamiento de una empresa que ya no dirigirá personalmente y cuyos resultados podrán verse afectados negativamente por coyunturas económicas adversas. En realidad, esto sería un motivo de peso si el empresario hubiera puesto todos los huevos en el mismo cesto, algo poco habitual según la mayoría de los sondeos.

Si no es así, es una excusa más para poder hacer lo que más le gusta, aunque no tenga ya sus capacidades al nivel requerido, puesto que alternativas para asegurar su futuro –el de su esposa y otros familiares dependientes– existen. El primer paso para evitar las angustias por posibles estrecheces futuras es anterior al planteamiento de su retirada; se trata de profesionalizar el funcionamiento económico– financiero de la empresa. No es ninguna obviedad cuando la mayoría de pymes cuentan con el famoso "cajón”, en el que entra y, sobretodo, del que sale de todo; y lo hace sin un control escrupuloso de su destino (pago de proveedores, sueldos, beneficios, el pago de la señora de la limpieza de su casa, las chuches del nieto, el café de media mañana, etc.), hasta el punto de poner en un brete al empresario cuando alguien le pregunta sobre sus beneficios.

Para empezar, numerosos empresarios y sus parejas no cobran un sueldo como tal, porque éste es lo que queda en el "cajón”...

Así, como mínimo, hay que separar lo que es de cada ámbito: 

• El dinero de cada individuo o unidad familiar, lo privado, lo doméstico;
• El dinero de la empresa como organización productiva de bienes y/o servicios, que incluye ingresos y gastos (incluidos proveedores, los sueldos de los trabajadores, los sueldos de los familiares, en tanto que trabajadores, entre otros), y genera unos resultados; • En caso de resultados positivos, la propiedad, los accionistas de la empresa podrán repartirse todos o parte de los beneficios, que engrosarán normalmente sus arcas particulares.

Con una situación económica clarificada, resultará más sencillo pensar en su futuro, con qué ingresos podrá contar y de dónde van a salir para garantizar su calidad de vida y el de su pareja, sin tener que depender exclusivamente de la empresa y, al mismo tiempo, sin ponerla en aprietos a causa de sus exigencias económicas. Y hay que pensarlo en la fase de planificación de su plan de sucesión y no esperar al momento de su retirada, puesto que, durante los años que dura el proceso, se pueden preparar algunos de los que serán sus medios de subsistencia más adelante.

Así, pensando en él y en su pareja de forma prioritaria, dichos recursos pueden agruparse según su procedencia y, evidentemente, puede contar con varios de ellos hasta alcanzar sus pretensiones. He aquí algunos:

• Rentas de la propiedad: Si decide transmitir la propiedad de la empresa más adelante, mientras tenga la condición de propietario, puede tener ingresos en concepto de:

Dividendos: Correspondientes a las acciones de la empresa de las que es titular, incluso de las acciones sin voto, con las que también participa en el reparto de beneficios.

- Alquiler: Separar la propiedad inmobiliaria de la actividad productiva de la empresa es una opción que clarifica funciones de los activos y permite al titular de los inmuebles en que está ubicada la empresa disponer de unos ingresos mensuales en concepto de alquiler o de venta a plazos.
- Venta a los hijos: Algunos empresarios deciden vender la empresa a sus hijos; si es de forma diferida, le representará unos ingresos escalonados y será más fácil para sus hijos que si lo hace de una sola vez.

Venta a terceros: Si la familia está dispuesta a vender una parte de la empresa sin perder el control, la inyección económica que ello puede suponer resulta a menudo una solución adecuada para el empresario que se retira.

Otras rentas relacionadas con colaboraciones:

Aunque por su condición de jubilado ya no pueda estar en plantilla estable alguna, sí puede colaborar en actividades en las que otros puedan aprovechar sus conocimientos y su experiencia.

- Consejo de Administración: Sea por asistencia al Consejo de Administración o por ostentar la presidencia, le dará la posibilidad de tener unos ingresos periódicos.

- Colaboraciones internas: Si así se ha planificado, puede percibir ingresos puntuales como asesor externo de la empresa, como formador o investigador, -siempre que se mantenga fuera de la plantilla y dentro de lo que marca la ley.

Colaboraciones externas: El empresario, por su experiencia, puede ser un ponente o un profesor interesante para centros educativos o de negocios, asociaciones empresariales o comunitarias, etc.

• Rentas personales: Como cualquier otra persona, es muy probable que se haya preocupado por diversificar su patrimonio y por asegurar unos ingresos mínimos, independientemente de la empresa.

- Pensiones: Además de las prestaciones procedentes del sistema público, puede tener planes de pensiones personales que podrá hacerlos efectivos. En caso de no tenerlos, el plan de sucesión le da un período considerable para constituirlos.

- Otros activos: De las propiedades mobiliarias o inmobiliarias puede seguir percibiendo rentas periódicas.

En definitiva, en el punto de equilibrio, si el empresario percibe lo necesario para mantener el nivel de vida previsto, no tiene por qué poner más difíciles las cosas a la empresa y, en consecuencia, a su sucesor – también su hijo, probablemente– en un momento de transición ya de por sí bastante delicado.

Desde la perspectiva de la sucesión, el hecho de que el empresario tenga bien solucionada su subsistencia también supone una garantía de que no tendrá tentaciones de inmiscuirse en el día a día de la empresa y, para el sucesor, de que no va a interferir en su gestión, cuando menos por motivos económicos.

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