Invertimos miles de horas trabajando durante nuestra juventud para lograr nuestros sueños, aplicamos cuerpo y alma en el esfuerzo y trabajo, tanto que incluso en ocasiones, ponemos en riesgo nuestra salud.

Según algunas encuestas disponibles en internet, la edad que los directores de empresas poseen en promedio es de 55 años. El mundo se encuentra en un proceso de invierno demográfico al aumentar la edad promedio de la población y aumentar la esperanza de vida, sin embargo, desde mi opinión, la edad promedio de los que toman las decisiones en las empresas descenderá en el futuro, en un mundo más competido y con profesionales más competitivos, orientados al cambio y a la innovación.

El perfil de riesgo de una persona es la capacidad de riesgo que estaría dispuesto a aceptar con miras a obtener ganancias. Es indudable que esa capacidad se va perdiendo en lo general con el paso del tiempo, en la juventud se arriesga con miras a aumentar el patrimonio y en la edad madura se busca protegerlo.

He tenido la oportunidad de conocer a muchos empresarios, y me doy cuenta que conforme la edad avanza, su capacidad de aceptar riesgos se ve disminuida, aun cuando son conscientes de ello. La utilidad es el premio al riesgo, no puede ser de otra manera, por tanto, inician una curva descendente en el crecimiento y desarrollo de sus empresas.

La capacidad que cada individuo puede desarrollar para tomar riesgos puede verse mejorada sustancialmente trabajando la autoestima, la tolerancia a la frustración y la capacidad para hacer y recibir críticas. Todos estos ejercicios pueden ayudar a comprender que la única manera de poder desarrollarse, es mediante la experimentación que nos permite errar o acertar, pero que invariablemente nos lleva a un aprendizaje.

La creación de valor para los usuarios de los servicios de nuestras empresas, se va construyendo con la experimentación, la prueba y error, pero con una metodología, no dando palos de ciego.

Se vale fallar, pero con aprendizaje y esto lo han entendido las empresas que hoy están innovando.

La realidad que viven las empresas debido a los cambios que ha generado la pandemia de Covid-19, nos obligan a buscar nuevas formas y maneras de hacer lo que hacemos, debemos estar abiertos al cambio, con los riesgos que esto conlleva, es ahí donde podemos lograr la transformación de nuestras organizaciones con miras a trascender.

Victor Manuel Alvarez Palma es Contador Público por la Universidad Autónoma de Yucatán, Cuenta con Especialización en finanzas y Maestría en finanzas por la Universidad Anahuac Mayab se ha desempeñado en diversas áreas de contabilidad y finanzas de empresas privadas asi como Consultor y Asesor en Desarrollo Empresarial en Grupo Kalibber. Es Director General de Talleres Peninsulares Alvarez empresa parte del Grupo Alvarez. Asociado y Ex Consejero del Colegio de Contadores Públicos de Yucatán. Miembro  Nexus BP , Red Concreta, Coparmex y Canacintra.