El Consumo Colaborativo. Dr. CPC Rodolfo López Quian

El Consumo Colaborativo. Dr. CPC Rodolfo López Quian

 
La economía digital es una realidad que ha transformado los medios para realizar actividades económicas, comerciales, financieras y prácticamente de cualquier tipo en la actualidad. Es una preocupación de los países del mundo desde hace más de una década su análisis, legislación y control, tanto en la parte legal como en la parte de la tributación y la operación. Ello ha llevado a dos organismos internacionales a reunirse y trabajar en estos temas: La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y el grupo de los 20 (G20). 

El consumo colaborativo o también conocido como economía colaborativa, nace de los rápidos avances tecnológicos. Charlan (2018), define a la economía colaborativa como "una interacción entre dos o más sujetos, a través de medios digitalizados o no, que satisface una necesidad (no necesariamente real) a una o más personas”. Puede considerarse como un modelo económico basado en el intercambio, en el alquiler, en el uso compartido, en el préstamo, en la recomercialización o en la donación entre muchos participantes considerados oferentes y demandantes de dichos bienes, servicios o uso o goce.

Montiel (2014) engloba en el consumo colaborativo, la producción contributiva, el financiamiento participativo y también los modos Peer to Peer de vida colaborativos. Se logra y tiene como base el consumo colaborativo en gran medida gracias la Web y en el carácter de los servicios puestos a su disposición. De acuerdo con BBVA (2017), el concepto fue acuñado por Marcus Felson y Joe L. Spaeth en 1978, pero su popularidad actual inicia con un artículo de Algar en 2007, titulado precisamente Consumo Colaborativo, y desarrollado a después por Botsman y Rogers en su libro "Lo que es mío es tuyo: el auge del consumo colaborativo”.

El consumo colaborativo es un conjunto de actividades procedentes de Internet y de redes P2P que buscan producir un valor en común, apoyándose sobre nuevas formas de organización del trabajo, con una estructura horizontal y no vertical. Busca el apoyo mutuo y el uso de servicios, herramientas, espacios, y bienes materiales o no dentro de una comunidad o ecosistema. La economía colaborativa es un nuevo paradigma de intercambio que busca reducir los costos del comercio y del uso de ciertos bienes y servicios, ya que se basa en el acceso, más que en la propiedad.

Dentro de la economía colaborativa puede considerarse a las plataformas tecnológicas que sirven de intermediarios entre oferentes y demandantes de inversiones financieras, llamadas plataformas de fondeo colectivo o crowdfundig. 

Las plataformas Uber y Airbnb se encuentran dentro de los modelos de negocios exitosos y ampliamente reconocidos de la economía colaborativa que han generado cambios de fondo en la dinámica de ciertos mercados de servicios.

Si bien la economía colaborativa tiene enormes ventajas como el propiciar mejor la asignación de recursos, la reducción costos de transacción y hacer que sean accesibles los bienes y servicios a un mayor número de personas, no está libre de riesgos. 

De acuerdo con lo anterior, Silva y Ramos (2017), señala que la economía colaborativa no está exenta de efectos no deseados, entre los que se encuentran: el traslado del riesgo al consumidor y el crear competencia desleal, (sobre todo en sectores fuertemente regulados y/o que requieren fuertes inversiones en infraestructura para operar). En el caso de las operaciones financieras pueden establecerse mercados paralelos con el riesgo de que se desarrollen actividades ilegales y podría erosionar la base tributaria. 

El riesgo importante en este caso se traduce en dos situaciones: 

a) el lavado de dinero (blanqueo de capitales) y 
b) la evasión fiscal al omitir el pago de los impuestos por los ingresos generados en esta economía.

La revista Time, citada por Cañigueral (2011), señala que el consumo colaborativo es una de las diez grandes ideas que cambiarán el mundo. El columnista del New York Times, Thomas Friedman, considera que la economía colaborativa crea nuevas formas de emprender y también un nuevo concepto de la propiedad. Por su parte, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha calculado el potencial del consumo colaborativo en $110,000 millones de dólares, cuando hoy ronda los $26,000 millones, generando unos beneficios de unos $3,500 millones según la revista Forbes (2021).

En 2011, Wallsh (2011) publicó un artículo donde pretende reflejar el cambio en las pautas de consumo y producción de servicios hacia modelos alternativos, especialmente, entre los jóvenes que han crecido en el contexto de las crisis económica y financiera del 2008. Los jóvenes son los que están marcando el camino hacia una forma diferente de consumo: alquilar, prestar e incluso compartir bienes en lugar de comprarlos. El surgimiento de grandes empresas como Netflix, cuyos más de 20 millones de suscriptores pagan una tarifa para compartir esencialmente películas, o Zipcar, que brinda a más de 500,000 miembros la oportunidad de compartir autos a tiempo parcial, son ejemplos claros, y cada día se adhieren más empresas para compartir música, educación, entretenimiento, entre otras.

Botsman y Roger citado por BBVA (2017), agrupan los sistemas de consumo colaborativo en tres grandes grupos: a) Sistemas basados en el producto; b) Sistemas basados en mercados de redistribución y c) Sistemas basados en estilos de vida colaborativos.

Se consideran sistemas basados en producto aquellos en los que se usa un producto sin ser propietarios del mismo, como por ejemplo renta de hospedaje mediante el uso de la plataforma Airbnb, el alquiler de coches por horas o copropiedad de vehículos, en la música Spotify o iTunes, en obras de arte o en alquileres de ropa, todos apoyados por el potencial que ofrece internet para conseguir el máximo aprovechamiento de dichos bienes.

Son sistemas basados en mercados de redistribución cuando se da una segunda oportunidad al producto. Darle una segunda vida o un segundo uso, por ejemplo, venta de objetos usados por particulares en Ebay, mercado libre, redes sociales, o que los intercambian o donan en webs creadas al efecto. 

Los sistemas basados en estilos de vida colaborativos van más allá del producto, y buscan que la gente comparta proyectos, recursos, entre otras cosas. Ejemplos de ello se encuentran en préstamos P2P a través de plataformas como Afluenta, Prestadero, Red Girasol; comunidades de viajeros con acogimiento internacional a sus miembros, y en general las plataformas de crowdfundig.

Dr. CPC JOSÉ RODOLFO LÓPEZ QUIAN
Asesor y consultor fiscal y de negocios
Contacto: fispack@hotmail.com

Es Doctor en Ciencias de lo Fiscal por el Instituto de Especialización para Ejecutivos, Maestro en Mercadotecnia por la Universidad Anáhuac Mayab, Contador Público Certificado egresado de la UADY, Instructor Certificado con normas de competencia laboral con más de 25 años de experiencia. Maestro en Programación Neurolingüística. Ha impartido capacitación en diversos colegios y asociaciones especializadas. Integrante de Comisiones consultivas de fiscal, finanzas y comercio exterior del Colegio de Contadores Públicos de Yucatán y Sindico Titular del mismo colegio ante al SAT.



COMENTARIOS

Esta publicación aún no tiene comentarios disponibles.

Escribe un comentario.