El Tiempo (IV) Presente, pasado y futuro

El Tiempo (IV) Presente, pasado y futuro

 
Sólo se puede disfrutar del sabor de los días zafándose de la obligación de tener un destino. Cioran

Una buena relación con nuestro tiempo presente es señal de tener una personalidad equilibrada.

Recordemos nuestra infancia, cuando vivíamos una relación natural y perfecta con el presente, no existía el peso de los recuerdos ni el ansía y estrés por el futuro, todo era novedad. Sabíamos soñar, quedábamos sorprendidos y luego olvidábamos para iniciar una nueva aventura, sabíamos aprovechar el instante, definitivamente nuestros primeros años los pasamos en el presente, por eso la infancia es un periodo extraordinario y feliz.

El lograr dominar el tiempo tiene como objetivos inseparables: el ser más eficaz y el más difícil que es el aprender de nuevo a gozar plenamente del instante presente.

En occidente con el paso de los años nos robamos nuestro presente, para volver a encontrarlo tenemos que reeducarnos y hacer algunos cambios.

Al crecer y alejarnos de la niñez modificamos nuestro horizonte temporal. En una línea de tiempo es la distancia que establecemos entre nuestro pasado y nuestro futuro. Manejar eficientemente este horizonte nos permite usar las experiencias del pasado para planear y organizar mejor nuestro futuro evitando riesgos.

Este manejo de nuestro horizonte temporal es crucial para el nivel de ingresos, un obrero de una maquiladora tendrá que hacer determinadas tareas y su horizonte lo lleva a un día, un supervisor de línea lo llevará a un mes, el gerente de producción a un trimestre, el gerente general a un año.
Matsushita fundador de la empresa que lleva su nombre, decía que sus estrategias estaban pensadas para doscientos años. Nos damos cuenta que mientras más lejos se piense mejor serán los ingresos. También en un proyecto muy complicado y que requiera una gran inversión, el evaluar mal su tiempo de construcción o fabricación, resultará muy costoso el equivocarse, de ahí que quienes cumplen los plazos que ofrecen tendrán mejores ingresos.

El tiempo que percibimos, que es nuestro tiempo vivido, se complica. Decía Einstein que una noche de amor dura un minuto; un segundo con la mano en una estufa ardiendo, dura una eternidad. Es lo mismo con el trabajo. Si no nos gusta, un día se percibirá como una semana.

Ciertamente, el tiempo es el mismo para todos, pero cada quien lo administra y lo consume de manera diferente. Comprender y meditar esta idea nos permitirá ser conscientes en la manera de cómo lo utilizamos, ser conscientes de cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. De ahí que la falta de tiempo tiene su origen en nuestra manera de utilizarlo.

En próxima colaboración hablaremos, de los malos hábitos y de los ladrones internos y externos de nuestro tiempo.

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