1.Sacrificio. Las empresas familiares requieren de mayor tiempo para un buen posicionamiento y mientras se llega a esto, lo único que queda es la disposición de trabajar duro.

2.Compromiso. Los hijos deben descubrir el compromiso que sus antecesores han puesto sobre la empresa y una vez comprendiéndolo, poner empeño para sacar adelante lo que se les ha confiado.

3.Responsabilidad. Puede que los jefes en la empresa familiar sean los padres y terminar por otorgar mayor libertad de la necesaria. Cada miembro debe ser responsable y saber que todas sus acciones repercuten en la empresa.

4.Unidad. Estar unidos no necesariamente significa estar juntos sino entenderse con armonía y concentrar su energía hacia un mismo pensamiento.

5.Pasión. Transmitir pasión por lo que se hace a las siguientes generaciones es un aspecto importante que fomenta creatividad y positivismo. De no hacerse, el interés de participar en ella tal vez desaparezca.

6.Solidaridad. Esto se basa en el altruismo y en la generosidad hacia el otro, sea familiar o no. Significa evitar el individualismo y egoísmo con la finalidad de siempre querer lo mejor para todos.

Implementar estos valores en la empresa familiar lleva a los fundadores a plantearse un objetivo final que va más allá de un beneficio económico: el bien común. Y lo más importante de fomentarlos es que otorgan una importante ventaja competitiva tanto dentro como fuera de ella, y enriquecen la estructura de generación en generación, pues al final terminan por convertirse en una valiosa fuente sostenible del éxito.